La prematura muerte de Felipe I el Hermoso, y la locura de Juana I la loca, privaron a Carlos V del cariño de sus padres. Gracias a su tía, Margarita de Austria, puedo Carlos sentir y conocer el amor maternal. Muy pronto empezaron a recaer sobre él los títulos y los honores: conde de Flandes, duque de Borgoña, señor de los Países Bajos, rey de las Españas, emperador de Alemania... Todo esto ocurría cuando era un muchacho de diecinueve años, que soñaba con gloriosas hazañas y estaba bajo la influencia del señor de Chévres.