La reflexión que inspira estas páginas es que cualquier persona es capaz de escribir cuentos, pues en su espíritu están grabadas diferentes historias. Lo que necesita esta persona es tener a la mano herramientas literarias que le permitan descubrirse escritor de sus historias y de este modo convertirlas en cuentos. A estos «nuevos cuentistas», de los más jóvenes a los más veteranos, a los que tienen la potencialidad de la escritura, a los que proyectan en la escritura su breve o extensa experiencia de vida, va dirigida esta obra. En México más de cincuenta mil lectores vieron aparecer la nave del cuento.