EL FOLOSOFO AUTODIDACTA

Hayy Ibn Yaqzan crece en una isla desierta cuidado sólo por una gacela, sin contacto alguno con seres humanos. Originalmente es similar a los animales con los que se cría, pero pronto descubre la fuerza de su razón e intelecto y, mediante ellos, compensa primero sus desventajas físicas en un entorno salvaje y después descubre el saber. Asciende del conocimiento empírico al científico y de este al místico, en el que alcanza la visión intuitiva, perfecta, del Ser necesario.

Ya adulto, Hayy entra en contacto con Asal, que se había trasladado a la isla para dedicarse a la contemplación, movido por sus creencias religiosas. Asal enseña a hablar a Hayy y le da a conocer la civilización y la religión. Ambos concluyen que buscan lo mismo por diferentes caminos y deciden trasladarse a la isla de Asal para predicar su verdad a quienes la habitan; pero el gobernador Salaman y su pueblo se aferran a una religión externa y superficial que les impide comprender sus enseñanzas. Desistiendo del intento, Hayy y Asal vuelven a la isla desierta y allí permanecen hasta que les llega la muerte.