Estamos a finales del siglo XIX. Prudence, la viajera norteamericana que protagoniza esta historia, no ha hecho caso a su nombre por una vez en la vida y ha sido «imprudente»: se ha dejado llevar por el amor. Aunque no le gusta especialmente Italia, se ha instalado allí tras casarse con un viudo que también es padre de varios hijos. Y que, además, muere al poco tiempo de la boda. ¿Qué hacer ahora?