Las primeras palabras de este ensayo podrían referirse a su propio destino: las buenas comedias son raras, el poeta cómico no aparece con frecuencia y, cuando lo hace, carece de semejantes, porque se requiere una sociedad de hombres y mujeres cultivados, en la que las ideas fluyan y las percepciones sean rápidas, con un grado moderado de actividad intelectual. la risa exige la delicadeza más sutil, la menor desigualdad, entre clases o entre sexos, es fatal para la comedia.