La evaluación de programas en los Servicios Sociales se caracteriza por su baja frecuencia. En los últimos años, se intenta instaurar una cultura evaluativa en este contexto, pero aún son pocos los trabajos que dan parte de procesos valorativos de las intervenciones y programas desarrollados en ese ámbito. La realidad en el campo de la atención residencial no es nada distinta.