La mayor parte de la sexualidad, trasciende la búsqueda de placer para alimentar los sentimientos de amistad y de simpatía que nos permiten convivir en una comunidad. De nada vale pensar cómo se vive si no se está dispuesto a vivir como se piensa. Aunque funcionamos unidos a un sentimiento de identidad y a un derecho de autodeterminación que son inalienables, la vida de uno es demasiado poco como para que uno le dedique, por completo, su vida. Vivimos ´cableados´ con las personas que son ´copropietarias´ del entorno afectivo que consideramos nuestro.