¿Hasta dónde pueden caer los valores del hombre sin que sienta pudor en exhibirlos? Un mundo desfachatado que revela sus miserias, y una sociedad dispuesta a tolerar. Martín Allieri, un mediocre escritor solitario y comodón para las cosas de la vida, recibe una inquietante llamada y, jugando al detective, corre tras la mujer de los viernes. En el camino, en un auténtico vía crucis laico, va descubriendo quién es él. «Solo me detengo para comer y dormir unas pocas horas y después sigo. Todavía tengo que contar cómo llegué a la situación presente. Por qué llegué es otra historia, y es lo que busco desentrañar. Llegar a la verdad, o al menos a una verdad en la que pueda creer sin avergonzarme. En cuatro días, calculo, con más de doce, catorce, horas escribiendo sin parar, tal vez lo logre. Es lo que demoro de ordinario para llenar unas cincuenta páginas, y calculo que en cincuenta páginas puedo exponer lo que falta. Pero ¿podré llegar al fondo de mí mismo en una semana? ¿Al por qué? ¿Será suficiente tiempo? O bastará un segundo de revelación, un flechazo como en una epifanía joyceana, y me veré por dentro y sabré por fin quién soy».
