Provoca asombro una obra que devuelve la Roma de los viejos y nuevos ricos de los años setenta. El autor se regocija perfilando un cuadro en el que todo parece inventado y casi inverosímil, pero la hábil administración de los trazos empuja al lector a reconocer hechos y personajes que habían levantado años atrás la curiosidad del ciudadano medio por sus escandalosas vicisitudes. La implicación es absoluto y compleja, y no exclusivamente intelectiva. Los protagonistas, Leda y Alceo, son dos cuerpos que se encuentran y encajan. Sus vidas sufren un desplome, un terremoto que tiene algo de fatalidad y de sobrecogimiento. Toda la novela es un peán a la primacía de lo físico. El hombre y la mujer viven una experiencia extrema y violenta: encontrarse y amarse comporta desde un punto de vista narrativo la descripción de un acontecimiento primario y absoluto. Amar tiene algo de terrible y grandioso fuera de cada certeza y de cada contención.