Cuando marches de Puente la Reina y tus pies coloques sobre el puente románico deberás saber y sentir que estás dejando atrás al pasar el punte de una orilla a otra una villa templaria que de una manera u otra te ha impregnado si has estado atento o sensible con ese espíritu del Temple. Has estado bajo protección de los caballeros templarios y como punto de encuentro de todos aquellos que tan bien desempeñaron su misión: la de vigilar y proteger al peregrino de todo mal que le acechara fuera físico o espiritual. Tenemos todos los elementos para reconocer Puente la Reina como un enclave mágico templario y que el Crucifico de la Pata de Oca no sería más que un eslabón en la extensa y complicada cadena de la tradición del Temple.