Enana vez más, el mundo duerme mientras el poeta vela. José María Tripper es uno de esos escritores de mirada limpia que quita la venda de los ojos. De encuentro y desencuentro con todas las cosas y pesares; capaz de bordear el abismo. Alguien en quien se entrelazan la lucidez y la belleza del barruntar más hondo. Capaz de llevarnos lejos de lo fugaz, de lo frágil que nos rodea y poner en pie la vida entera, día tras día, con sus amaneceres y ocasos, con su imparable baile de máscaras. Luz de Gas huele a estupor, a ajuste cuentas y tenaz desgarro. Poeta de claridades, Triper se muestra incapaz de resolver nada, pero capaz de atrapar lo esencial.