MEDIEVO no surge de ningún concepto medieval, sino de un juego de palabras, de una ironía: MEDI (mitad de su nombre) y EVO (masculinización de lo femenino). La mujer como acceso a lo Otro, a lo Oculto, la fusión de los individuos: el DOS como la gran unidad.
MEDIEVO nace de un lector febril que lee en la madrugada: «Hay escritores sin lectores, pero no hay escritor sin lectura», dice el autor.
Heterodoxia de quien se inventa a sí mismo conformando un lenguaje para nombrar. Quien nombra crea el mundo; quien crea busca nuevas formas. No hay ruptura de fondo sin forma.
La paradoja, la visión, el símbolo, el lenguaje cortante y a su vez abierto; enigmático y subyugante.