Antes de conocer siquiera a Marisol, ella estaba allí, detrás de aquellas canciones infantiles que tarareaba o veía cantar a mis hermanos pequeños. Todos podemos levantar un poco nuestra voz y nuestra memoria y cantar una de sus letras más conocidas: “Érase / una vez / un planeta triste y oscuro / y la luz al nacer / descubrió / un bonito mundo de color.ö Marisol ha sido profesora toda su vida. En pueblos pequeños y ciudades grandes. Ella nos ha enseñado a leer, a sumar, a conocer los ríos y sus nombres, las montañas y sus valles, las regiones y sus gentes. Y hoy ha decidido, por fin, dejarnos por escrito esos poemas, esos recortes animados, esos pedazos de su vida intensos y cercanos. En versos sencillos y próximos, porque ella sabe muy bien que lo más difícil es no hacer metonimias ni florituras verbales.