Thriller escueto, cruel, irónico. En él encontramos a un personaje (Bairon) que se parodia a sí mismo para sobreponerse a la irregularidad de su cuerpo, a la soledad de su alma y a la dureza y oscuridad del asfalto. En este sentido, el autor ha creado un personaje deforme, brutal, sin miramientos. Un personaje que representa toda la dureza y frialdad que nos rodea. Pero no por todo eso, exento de humor y picardía; como en las clásicas novelas de corte picaresco. Solo que esta vez el pícaro ha degenerado en asesino neto. Esta novela corta, ligera, rápida, trepidante, de acción pura, es una radiografía de una sociedad, la colombiana, que ha sido violenta en medio de tanta risa y alegría, pero que aún ríe en medio de tanta violencia. No es gratuito que el autor haya denominado a este género picaresca negra.
