Trece escenas y cinco personajes le sirven a Ariel Abadi para poner en pie una historia que habla de manera hilarante y a la vez profunda de la lucha por el poder. Los niños entienden, los padres entienden y hasta el gato entiende lo que ahí sucede.
Este sitio web utiliza cookies, tanto propias como de terceros, para mejorar su experiencia de navegación. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso.
Más información