Andrés Morales escribe desde el asombro y desde la duda. Su poesía no es un gesto operático: es un rumor, un acto de cautela con la palabra y cone l mundo… El lenguaje no caracolea sobre sí mismo al intentar el planteo de un segundo mundo, metáfora del primero. Morales va de frente: estos son os objetos, dice, y esto me dicen a mí. No es notoria, en este poeta chilena, ninguna ansiedad para escapar al tejido intertextual del entredicho. La poesía de Morales avanza, retrocede, se pregunta o se afirma, se desdobla, hace pareja con su eco. Nunca se traiciona para caer en aseveraciones categóricas. Al ponerse en duda pone en duda al mundo y ese mundo se refleja en un lenguaje fragmentado, astillado. Es que no se puede pretender aseverar en la actualidad: todo está en duda.