Cerdeña es la segunda isla por tamaño del Mediterráneo y ofrece a sus visitantes una singular bellesa, fruto de una de las combinaciones más perfectas y armónicas entre mar y montaña que existen en Europa. Un auténtico paraíso que regala al visitante elegantes cumbres que rozan los 2.000 metros, valles y gargantas forjados por el cincel del agua y el viento; y, a su vez, magníficas playas y calas cuyas aguas cristalinas reflejan la belleza de las agujas de roca que las custodian. Si a su atractivo natural le sumamos una comunicación directa vía ferri desde el puerto de Barcelona que posibilita trasladar nuestro propio vehículo, no tendremos excusa para visitar esta atractiva isla.