Ciro Bayo y Segurola, viajero inquieto por Bolivia -entre 1893 y 1898-, el país más desconocido de Hispanoamérica y en una época en la que pocos viajeros lo hacían que no fueran emigrantes o aventureros en busca de mejor fortuna. Cinco años de vagabundeos y estancias, que dejaron un buen montón de páginas que en ocasiones se han hecho guía de una época, más incluso que de un país, y que retratan al viajero como maestro de escuela, editor y articulista en prensa, erudito, naturalista, poeta, taquígrafo del Congreso boliviano durante unos meses, husmeador de rincones insólitos, aventurero de mula y Winchester en el altiplano y las selvas de las entradas caucheras.