El aire africano del título de estos diarios alude al implacable desplazamiento del tiempo. ¿Qué ocurre en ese lugar? Nada excepcional. El narrador de Como aire africano viaja, ve películas, lee, escribe, piensa, trabaja y a la vez deplora el trabajo. Durante los años que abarcan estas notas, que van desde 2004 a 2010, ETA anuncia un alto el fuego, Rusia ocupa Georgia, mueren Enrique Morente, David Foster Wallace. Lo personal y lo público se entrecruzan, como las líneas de la mano, en incontables e imprevistos sentidos.