El autor, una vez que le ha sido inoculado el virus de la pesca, comienza un periplo por los ríos asturianos, leoneses y cántabros en pos de las pintonas, salmones, anguilas y reos que estos ofrecen, aunque ya no con la generosidad de antaño. Fruto de tantos años de práctica deportiva va acumulando experiencias, anécdotas y reflexiones, muchas de las cuales se vierten en este libro. Contadas en primera persona, sin tapujos ni disimulos, va relatando momentos buenos y otros no tanto y que deben apuntarse en el debe de todo pescador. Afronta el autor este relato con buenas dosis de humor y otras tantas de sentido de la responsabilidad, lo que le lleva a plantearse serias dudas sobre la deriva actual de la pesca tanto en lo concerniente a la contaminación como en lo que toca a la actitud de los propios pescadores y de la Administración que los dirige. Que la sonrisa y la reflexión acompañen a los lectores de este libro.
