Crítica del barrio chino muestra en cien fragmentos el lugar del Pequeño París y a sus habitantes, seres que se mueven perezosa y pasionalmente entre la vida y la muerte, en un espacio tan sólido como incierto donde el lenguaje escapa a sus límites (los de sí mismo y los de su mundo) para materializar esta investigación literaria sobre las posibilidades de la creación, creación con palabras que va al fundamento de lo posible y que cierra la serie que el autor había iniciado con Las fieras y Violaciones (publicado como Seducciones). Texto duro y tierno, Crítica del barrio chino se encuentra, pues, en la vanguardia de la tradición al explorar posibilidades estilísticas y creativas, en íntima lucha con las órdenes y los órdenes, y en contacto —a través de una monadología solipsista, de un entramado de distancias inter e intramonádicas— con el abismo salvado...