Clarificar la propia identidad o dar respuestas a los debates de género son algunos de los retos planteados a la Antropología, dentro de una visión unitaria que integre los datos científicos, filosóficos y teológicos. Para ello, es capital y urgente una fundamentación de la dignidad humana, donde la libertad –uno de los mayores dones recibidos-, se articule con el resto de las estructuras corpóreas, psíquicas y espirituales. El presente estudio propone repensar y ampliar la noción de persona –hallando su enclave ontológico- e incluir en su reflexión la diada humana, varón-mujer, articulando conjuntamente igualdad y diferencia. Esto requiere ensanchar la cosmovisión milenaria que nos engloba, donde en la cúspide está un uno solitario y el dos ha de estar subordinado.