Tenemos en nuestras manos dieciocho cuentos para el recuerdo, entrañables, que trepan como las enredaderas y se cuelan en el interior de nuestras moradas, crueles como la amargura de la anulación y la falta de una vida digna. En cada una de las narraciones está Soco escondida, en el zaguán donde aprendió a montar en bicicleta, entre los juncos, entre los geranios, limoneros o detrás del mar de los olivos y de los caracoles. Es un libro que habla de mujeres, sobre todo de mujeres rurales. Y de entre todas ellas, habla de una, que cuenta retazos de su infancia con la digna presencia de su madre y huella de su padre; que habla de su etapa estudiantil y de sus veranos en la casa grande y finalmente de la marcha de la Sierra Mágina hacia la capital, primero de la provincia y luego de España.