El Gladiador de Chueca relata, en un monólogo lleno de colorido, las andanzas vitales y sexuales de un joven chapero en el Madrid de hace un par de décadas. Tal es el realismo de su lenguaje, que más que leerse, parece que se escucha la voz del protagonista. La presencia de un silencioso interlocutor provoca las confidencias íntimas del joven -un antihéroe adolescente y barriobajero- en las que, sin pudor, relata sus aventuras en el mundo mal conocido de la prostitución masculina.