La hermosa ciudad de Toledo contempla como testigo mudo la desesperación y el dolor que un amor intenso, pero complicado, provoca en las personas, abocándoles a permitir la llegada del germen de los malos pensamientos. María sufre el desconcierto de comprobar la transformación de la persona que tiene a su lado, obligándole a tomar decisiones muy dolorosas, haciéndole perder con ello la dulzura y la inocencia; valores que le habían permitido entregarse sin ninguna traba al amor.