587 pp. LAS NUMEROSÍSIMAS escenas desarrolladas en la manigua cubana incorporan las modalidades lingüísticas de aquella zona con tal naturalidad y riqueza, con tan espontánea verdad, que el alarde produce estupor. Sólo una impregnación profunda, una inmersión a fondo en el español de Cuba, junto a una percepción idiomática poco común -exigible, sin embargo, a cualquier escritor-, han podido lograr algo que en nada se parece al pastiche libresco y que es, sin duda, el más acusado mérito de El palenque. En tiempos de prosa desmedulada y sin nervio, estas páginas vuelven a recordarnos las infinitas posibilidades del español. El palenque es un vigoroso fresco de una parte de nuestra historia común con Cuba, repleto de valores testimoniales e incluso antropológicos que se suman a los innegables valores estéticos de la obra. RICARDO SENABRE