Tras el éxito cosechado por El libro de los conejitos suicidas, Andy Riley demuestra de nuevo que, si de algo andan sobrados sus sorprendentes personajes, es de imaginación. A lo largo de 96 páginas los conejitos suicidas hacen gala de una creatividad inagotable a la hora de imaginar nuevas y retorcidas formas de poner fin a sus vidas. De uno en uno, en grupo y, en ocasiones, rindiendo homenaje a conocidas películas, los conejitos de Riley no tienen comparación a la hora de encontrar nuevas formas de suicidarse. La trilogía se completa con el primer tomo, El libro de los conejitos suicidas, y el tercero, El amanecer de los conejitos suicidas.