LUDWIG FEUERBACH (1804-1872) puede ser considerado con razón el padre del ateísmo antropológico. Sin embargo, su ateísmo no es una simple negación de Dios, sino la pretensión de ser una defensa apasionada del hombre, un «antropoteísmo»: «Homo homini deus est». A esta conclusión llega Feuerbach tras realizar la tarea de desvelar la que él creía verdadera esencia del cristianismo, la que reconoce que Dios y el hombre son la misma cosa, porque Dios no es sino la «esencia del hombre», porque «el hombre es el Dios del cristianismo, la antropología es el misterio de la teología cristiana». El hombre es, por tanto, el comienzo, el centro y el fin de la religión. LUIS MIGUEL ARROYO ARRAYÁS es profesor titular de Historia de la Filosofía en la Universidad de Huelva. Ha dedicado preferentemente su atención a temas de filosofía de la religión, sobre los que ha publicado diversos trabajos. Su tesis doctoral consistió en un estudio sobre la presencia de Lutero en la obra de Ludwig Feuerbach.
