La sociedad moderna comenzó su andadura con la promesa de alcanzar la mayor felicidad para el mayor número. Pero la conquista de la felicidad considerada por Aristóteles como el bien supremo, fue muy pronto sustituida por el logro de bienestar material y finalmente reducida a mero incremento del producto interior bruto (PIB). Por este motivo cabe preguntarse si. Tras dos siglos de progreso económico y social, las sociedades avanzadas han cumplido su promesa o si, por el contrario, el malestar emocional está hoy más extendido que nunca. También cabe preguntarse quienes viven felices, alegres, contentos, amorosos, optimistas y quienes, a su pesar, excluidos de la felicidad, viven tristes, deprimidos, solos, estresados, carentes de autoestima y sin disfrutar de las cosas buenas de la vida. Frente a las hoy tan en boga teorías y discursos psicoterapéuticos individualistas, que responsabilizan a las propias personas de su infelicidad, en este libro se muestra que la felicidad también depende de la posición que ocupan los individuos en la estructura social.