Con delicioso relleno de cabezas putrefactas, gorilas gigantes, zombis vestidos de rosa y... Quien dijo que ser monstruo era cosa fácil seguramente no ha leído este libro. En esta perversa y divertida continuación al aclamado álbum Frankenstein se hace un sándwich, Adam Rex demuestra una vez más que los monstruos son iguales a los seres humanos (bueno, casi...).