No se puede vivir sin consumar el amor, siente Giner. Y así le va. Durante el verano en su Murcia natal, envuelto en los planes para construir urbanizaciones en un valle abandonado, se las ve y se las desea para conseguir un lugar digno donde intimar con una escandinava que le atrae. Apoyado en su olfato de fumador compulsivo, pensará, soñará, planificará y contratará un equipo para las acciones que le son necesarias. Por el camino: malentendidos, la playa, una sucursal bancaria gibraltareña, combinados de nacional y extranjero, hurtos, corrupciones, el mar, un abogado de color, restos arqueológicos musterienses y hasta una gota fría.