De perdidos, al Liffey propone un recorrido por la vida y obra de James Joyce con grandes dosis de humor, ironía, datos jugosos sobre sus correrías por Dublín y en el exilio, sobre qué comía, cómo dormía con Nora o cuánto le debía a sus sufridos amigos. Este ensayo pretende, como dice la autora, «conseguir liberar a Joyce de esa elitista mazmorra a la que parece estar confinado y acercarlo de forma sencilla y natural al lugar al que pertenece: las estanterías de los hogares, las mesas de las cafeterías, los bolsos y bandoleras que viajan; a su público, a ese público que aún no sabe que le encanta Joyce, a usted».