Una hora antes de morir, Federico García Lorca, encerrado en el molino de Víznar, deja volar su imaginación, recordando los principales momentos de su vida. Un recorrido poético, alegre y triste, vital y desesperado, donde las cartas que envió a los seres amados se convierten en el hilo conductor. Me fascina Lorca como escritor. Y me fascina Lorca como individuo. Y un buen día encontré el material que une su faceta profesional con la personal: su correspondencia. Hallé cartas tristes, burlonas, irónicas, teatrales, surrealistas y de un realismo hiriente y fascinante. Con todo este material he construido esta obra, un puzzle sin complejos, un homenaje sin fisuras a la poética y la tragedia en la vida y obra de Federico García Lorca, un texto que navega por la sangre de Federico, que por suerte y por desgracia, sigue más fresca que nunca 80 años después de haber sido derramada.