BARTOLOMÉ MORA SERRANO, GONZALO CRUZ ANDREOTTI (COORD.)
El fenómeno de la romanización de Hispania y de buena parte del Mediterráneo centro-occidental ha sido interpretado hasta no hace demasiado tiempo con una excesiva rigidez y sin apenas matices, sobre todo si tenemos en cuenta el dilatado marco cronológico en el que se integra este proceso, entre los años finales del siglo III a.C. y la época Flavio. No obstante, la atención prestada en los últimos años a aspectos tan modestos como interesantes de la vida cotidiana, de las costumbres religiosas, de los ritos funerarios, del mantenimiento de las lenguas vernáculas, especialmente la fenicia, que ponen de manifiesto los grafitos tardopúnicos sobre cerámicas itálicas, contrasta con las manifestaciones, muchas veces más aparentes que reales, de las aristocracias locales, cuyo interés por adoptar ciertas formas y modos de vida romanos es, en los primeros momentos de la presencia romana, fruto de un claro oportunismo político.