´Iglesia, ¿qué dices de ti misma?´. Esta pregunta, que resonó al inicio del Concilio Vaticano II, ha de ser formulada y respondida por cada generación de cristianos si quieren hacer de la Iglesia su hogar. La recepción del Concilio, por tanto, continúa siendo una tarea pendiente. Asimismo, conviene recordar que por ser un concilio de reforma, el Vaticano II sigue urgiendo a la Iglesia a comprometerse con el anuncio íntegro del Evangelio. Partiendo del portentoso signo de los tiempos que constituyó el Concilio, este libro invita a profundizar en la identidad de la Iglesia como sacramento de comunión y de misión, de modo que no termine convirtiéndose en un simple y nostálgico testimonio del pasado.