El entrañable matrimonio Mifflin ha dejado de recorrer los campos y pueblos con su librería ambulante y se ha instalado en Brooklyn, como siempre soñara Roger. Regentan La Librería Encantada, a la que acuden, de un lado u otro de Nueva York, todo tipo de personajes: jóvenes publicistas, farmacéuticos alemanes y guapísimas herederas; además de sus amigos libreros, que se reúnen allí para disfrutar la tarta de Helen y los discursos incendiarios, y llenos de sensatez, del pequeño gran Roger. Parece que todo está en calma en la placentera vida de estos personajes insólitos, pero no es así: nos encontramos al final de la Primera Guerra Mundial, en una época convulsa, llena de avances técnicos, emociones contradictorias y mucho suspense. Porque, aunque hace tiempo que acabaron sus aventuras rurales, nuestros personajes seguirán protagonizando situaciones tan divertidas como rocambolescas en la gran ciudad, con ese humor refinado que ya cautivó a los lectores de La librería ambulante.
