La Redención de Penas, presentada oficialmente el Día de la Victoria como idea original que el propio Franco daba al problema de los presos, sería la espina dorsal del sistema penitenciario de la Nueva España. El autor explica cómo a través de una doctrina penal fundamentalmente aportada por el tradicionalismo, se logra situar de nuevo al pecado en el lugar del delito y a la culpa en el lugar de la pena. La expiación del castigo y la defensiva social monopolizaron una posguerra especialmente larga en materia penitenciaria.