En Los apuntes de Malte Laurids Bridge, Rilke escribió “He hecho algo contra el miedo. He permanecido sentado durante toda la noche y he escritoö. Escribir la vida es una forma de conjurar el miedo entre otras muchas cosas. Cuando todo queda sobre el papel nos ponemos ante nosotros mismos, nuestras letras son un espejo en el que, a veces, con el paso del tiempo, no nos reconocemos. Escribimos para aprender pero sobre todo impulsados por el irrefrenable deseo de hacer escuchar nuestra versión de unos hechos que día a día nos sobrepasan. Escribimos para combatir la nostalgia, escribimos para cambiar el color de las cosas en el pensamiento de nuestros lectores. Escribimos para contar lo que hemos sido. Las páginas de este libro, columnas publicadas en La Verdad entre 2009 y 2015, son también un diario indisciplinado, una historia universal de uno mismo. Un principio mueve cada uno de los textos y no es otro que el escepticismo activo. Escribo contra la objetividad y la corrección y lo hago consciente de que el primer equivocado debo ser yo. Si no, todo esto sería falso.
