Una economía emergente como la de Mauritania necesita, para lograr la madurez, una profunda transformación estructural. Esto implica convertir la economía del país en otra más diversificada y compleja, sobre la base de un sector agrario más productivo, una industria transformadora y unos servicios modernos. En un escenario de estabilidad política, y con nuevos yacimientos de recursos naturales, Mauritania afronta el reto de traducir la riqueza en crecimiento inclusivo.