Todo partido es autoritario en germen y aspiración´, escribe Simone Weil en 1940. Y sus palabras resuenan en el presente como un antídoto contra la ´posverdad´, esa forma de designar la exaltación de la toma de partido sobre cualquier evidencia. Weil se proclama pensadora de una sola verdad, aun a condición de no saberla. Una sola verdad y una sola justicia, que cada sujeto puede reconocer sin necesidad de representación alguna.