Dice Álvarez Junco en el prólogo que a Diego Hidalgo le tocó representar en la historia de españa el difícil papel de republicano de orden y que llamado para el ministerio de la guerra, adoptó como proyecto modernizar el ejército, por un lado, y atraérselo, por otro, hacia el nuevo régimen de la ii república; sin embargo, el estallido de la insurrección general de octubre de 1934 conocida como la revolución de asturias truncó su quehacer ministerial y sus aspiraciones políticas. Consciente de inmediato de su amargo papel en todos aquellos cruentos acontecimientos, se impuso escribir este alegato sobre sus decisiones que hoy, tantos años después y como añade el profesor Álvarez Junco, se convierte en un libro apasionante. pocos reviven con tanta veracidad y tanta fuerza la situación de 1934. Pocos expresan tan agudamente las complejidades de la república española en aquel momento.