El autor ilumina la Senda a través de la cual el hombre ha de intentar llevar a cabo su vocación de convertirse en uno con el Uno. Para ello, analiza las distintas etapas del camino, advierte sobre sus peligros y, sobre todo, ayuda a superarlos, consciente de que "el yo es como el fuego, si intentamos controlarlo o apagarlo en cierto sitio, sus llamaradas reaparecerán por otro".