Isabel, la poeta, es la mujer que, dulcemente, sin esperar nada ysobre todo consciente hasta la punta de los dedos, hace 'héroe alhombre en el poema' y desea con ardor que se acerque al manantial queya se ha secado, para recordarle, o tal vez para dejar que laslágrimas que recorren la piedra buena de su camino, reconozcan subendición. Y añadiré que la 'heroica' de Isabel es adoración y respeto para el hombre que porta en sus manos la felicidad y el descanso yque se lleva lo que se lleva del campo afectado por las tormentas: 'No tengo otra memoria donde vivir no tengo otro sol al que rezar estátan desamparado el cielo en esta isla que no habrá tulipanessuficientes'. Del prólogo de Mariana Feride