Las revueltas populares registradas a partir de 2011 vienen a demostrar que las sociedades árabes no son refractarias a la democracia. Durante varias décadas, los regímenes autoritarios árabes obstaculizaron el desarrollo de la sociedad civil por temor a que se convirtiera en un contrapeso al poder estatal. Pese a estas limitaciones, la sociedad civil se expandió con fuerza en la década de los ochenta del pasado siglo debido a la crisis del Estado árabe, la ruptura del contrato social entre gobernantes y gobernados, la crisis económica y financiera, la explosión demográfica, el despertar de las minorías y la erosión de las legitimaciones sobre las que se asentaba el Estado.