Una novela de una gran sensibilidad que retrata la existencia de los pioneros norteamericanos y su relación con el nuevo mundo. La historia se inicia en 1697 en Quebec, y narra un año de las vidas de Cécile Auclair y su padre Euclide Auclair, colonos franceses instalados en Canadá, deteniéndose en la vida social del Quebec primigenio, pendiente siempre de la llegada de los barcos y la salida de mercancías para Europa.