La liturgia, subraya Merton, no es una representación que realiza un grupo de especialistas en presencia de unos espectadores pasivos. Dicho de otro modo: la liturgia no es algo que hace el sacerdote y que contemplan los demás. Es más bien la celebración de todo el Cuerpo de Cristo, sacerdote y fieles.Sería exagerado decir que el Vaticano II arrebató la Misa al sacerdote y se la entregó a los laicos. Pero no sería inexacto afirmar que el Concilio puso fin a lo que podría llamarse el "monopolio" litúrgico del sacerdote. En la liturgia, todos cuantos hemos sido bautizados en Cristo celebramos nuestra participación en el misterio de la presencia redentora de Cristo.