Un músico, que estuvo internado en Auschwitz y tocaba el violín en la orquesta del campo que dirigía Simón Laks, decide escribir una memoria testimonial y reflexiva sobre su vida en el Lager. Con un lenguaje que combina el realismo descriptivo con el onírico, lo poético con la reflexión filosófica, la narración recrea la vida-muerte en Auschwitz, teniendo como Leitmotiv algunas de las letras de los tangos que interpretaba la mencionada orquesta.