«Protagoniza» estas páginas extraordinarias el narrador, un Thomas Wolfe que, como él mismo confesaría, dibujó aquí todo su entusiasmo, toda su confusión y todos sus anhelos juveniles (sin saber que moriría poco después, y aún joven). Octubre de 1931, de 1923, de 1926, el mes de abril de 1928: un viaje en el tiempo por las estaciones clave en la naturaleza del país y por cuatro momentos esenciales en la vida del autor que muchos lectores reconocerán como parte de su propia vida.