El autor acomete este trabajo con ambición temática, ya que se pretende dejar rastro poético, al menos en su esencia, de cada una de las frases que suelen definir -no todas son inexorables-, el discurrir de una vida humana. De toda vida. De cada existencia. Desde el nacimiento a la muerte, e incluso a nuestro legado último, aquí entre nosotros, a lo que llamamos posteridad, que a veces se revela apagada, y a veces encendida... Ahora bien, al final todo cabe entre dos supremos instantes. Como casi siempre. Todo será lo que la vida deje, en su intensidad y riqueza o en su levedad insatisfecha, entre el alumbramiento y la muerte. Por eso, la vida es misteriosa y predeterminada, a un tiempo. Por eso, los versos de Javier crecen en intensidad y metáfora, al descubrir esos momentos capitales.