En Chile nos están cocinando a fuego lento con las reformas que el Gobierno de la Nueva Mayoría ha concretado o busca concretar, afectando fundamentalmente a la clase media y a los más pobres del país, justamente a aquellos que dicen defender. Habrá fines legítimos por querer mejorar las condiciones de los más desposeídos, darles más oportunidades y beneficios, pero el camino que están utilizando es errado. No se necesita ser de izquierda o de derecha para entender que hay inequidades en nuestra sociedad, pero cuidado con los diagnósticos simples, antojadizos e ideologizados que nos llevan a soluciones trasnochadas, fuera de toda lógica. Cualquier persona sensata se da cuenta que el país no va por buen camino.